1. f. Espacio de varios días, meses o años que se consideran aparte formando un conjunto.
2. f. Tiempo durante el cual se realiza habitualmente algo.
Llega el otoño y me arrasa.
De pronto hay que reordenar la ropa de frío y pasar temporalmente a retiro vestiditos, sandalias y polleras. En la tarea, contemplo con frustración (y resignación) las prendas que las polillas -sin importar cuánto químico uno les haya tirado encima- comieron sin pudor ni permiso. Imagino torpes maniobras de hilo, aguja, parches y apliques para ocultar los agujeros que dejaron las malditas... y mientras ordeno, descubro muchas prendas amadas que escondí en bolsas y cajas porque odio verlas cuando empieza el calor.
Una foto -algo más al sur que mi sur- de mi amigo y fotógrafo Emiliano Cafferata
Debido a que extraño crónicamente el frío del sur, cuando acá hace un poquitito de frescor saco toda la artillería: guantes, bufandas, medias gruesas, camisetas y cancanes; pongo colchitas de lana sobre el sillón, la silla del escritorio y frazadas sobre la cama, me muevo sólo en pantuflas y hasta me pongo un batón/salto-de-cama comprado en una feria en el que no me dejo ver por que sé que luzco absolutamente ridícula. Quisiera una gran alfombra que recorra las habitaciones, el baño y hasta la cocina para aislar el frío húmedo de este hogar!
Mal lugar para vivir es Tucumán si a uno le gusta el frío...porque aquí el calor atraviesa varias estaciones y se cuela incluso en la de invierno levantando la temperatura a 30 grados cualquier día de agosto con un sol que raja la tierra y hace florecer desacompasadamente a los lapachos... Por estos pagos el calor va casi casi de corrido desde Septiembre hasta Abril y agota.
Pensado y escrito como un debate que incluye muchos temas, pero que elije transcurrir y organizarse pensando y cuestionando los talleres textiles en Argentina (y los estereotipos que circulan sobre ellos), De chuequistas y Overlokas presenta varias voces, todas alejadas de las caricaturas mediáticas, de las poses académicas y de las explicaciones simples. Todas comprometidas, todas parte de una realidad poco aprehendida por muchos/as de nosotros.
Todas difíciles.
Todas conmovedoramente interesantes.
El libro (preciosa presentación autogestionada de la iniciativa editorial Tinta Limón) comienza con una conversación colectiva con Silvia Rivera Cusicanqui [1] (conversación intervenida a posteriori con más reflexiones al pie y seguida por una síntesis “en espejo” a cargo de Juan Vázquez, del Colectivo Simbiosis Cultural).
La polémica no tarda en llegar. Silvia introduce la idea de que el Tallerista (aquel que monta el taller –aunque no sea siempre su dueño- y “contrata” a las/los costureros) muchas veces organiza el trabajo a destajo del taller basado en cierta dominación legítima producto de las ideas colectivas que circulan sobre cuál debe ser el derecho de piso a pagar para ingresar en una dinámica que (dice ella) no puede ser sólo de explotación, de esclavitud [2]. Ahí nomás comienzan las citas al pié. ¿Que quiere decir legítima? ¿Puede pasar lo mismo en Bolivia? ¿La producción en taller puede funcionar allá basada en el sistema de “cama caliente” como funciona en Buenos Aires?
1. f.quinta esencia (‖ lo más puro, más fino y acendrado de alguna cosa).
2. f. Última esencia o extracto de algo.
Alimento indispensable, con mate amargo preferentemente
En mi última entrada gastronómica abordé uno de los platos maravillosos de la cocina tucumana. Ahí, una amiga bloguera participó diciendo que para ella -también tucumana por adopción- la quintaesencia culinaria del norte eran las Tortillas.
Me quedé pensando en el asunto y admito que si bien tengo cierta debilidad por esa increíble masa de grasa y harina, yo desfallezco por la Comida Árabe (si, con mayúscula, y qué?).
En este post, el lobby correspondiente.
Yendo a lo que nos compete, adelanto que sé poco y nada de la inmigración sirio-libanesa en el norte argentino y menos aún de los nombres originales de las comidas que aparecen acá. Así que me limitaré a recomendar mis tres lugares favoritos para comer estos platos en Tucumán. De paso, adjunto el registro fotográfico que hice -a escondidas- de un lugarcito tradicional de comidas árabes en el que incursiono hace un par de meses.
1- Para tener una cena agradable
Merece el primer puesto! Es un lugar muy muy bonito, impecable y con precios accesibles. El "Restaurante El Balón" tiene un gran menú (incluyendo unas empanadas de ricotta que no suelo encontrar en ningún otro lugar) y está ubicado en una de las zonas más piripipí de San Miguel de Tucumán. Esto me recuerda que dos grandes amigas me deben una cena ahí próximamente, dense por aludidas.
2- Para salir del paso y quedar contento
El hornito (sin web propia para incluir, pero los datos circulan por ahí) queda en pleno centro tucumano: 24 de Septiembre y Ayacucho. Ahí tienen las Sfijas -empanadas árabes- más grandes que vi.
Si, soy yo intentando copiar el formato de Sfija cerrada de El Hornito
Además de los buenos precios y rica comida... son siempre tan tan serviciales que si los llamo por teléfono para pedir algo, aunque sólo sean dos pancitos, igual me los llevan al trabajo sin cobrarme el delivery...
Tiene mesas afuera y adentro del local, pero no tiene aire acondicionado y en verano -con el hornito encendido- ahuyenta un poco. Pero siempre se puede llamar por télefono para que te traigan a casa!
3- Para un domingo al mediodía, un bodegón del barrio atendido por sus dueños (y varios mozos más)
Bienvenidos a "Del Tío"
Calle Catamarca al 300
En los bordes de Barrio Norte, está el Restaurante "Del Tío", espíritu de este post.
Confieso que aún no me animo a comer sola ahí... El lugar es tan tan familiar que me intimida un poco. Sin embargo, voy casi todos los fines de semana como quien pasa por ahí a comprar algunas cositas al mediodía o a la noche, para picar en el momento o para fraccionar-y-frizar y tener cosas ricas para llevarme al trabajo durante la semana. Durante esas visitas, aprovecho la espera para sacar fotos a escondidas y presenciar algunas escenas bizarras*.
Cierto que no se lo recomiendo a amantes de la vanguardia culinaria o decorativa, ni a los obsesivos de la pulcritud: es un simple bodegón que tiene más de 60 años y donde se puede comer bien y bien barato (el dato: la sfija sale $2,50.-!!!).
Tiene un salón en la entrada y otro subiendo por escaleras (que en un principio pensé que daba a la casa de los dueños...), un par de gatos dando vueltas y polvo acumulado sobre todos los objetos. Está repleto de fotos familiares y cuadros descoloridos de -quizás famosas- bailarinas de danza árabe.
Precios a la vista, lamparas viejas, jarras pingüineras y un par de gatos
En una pared detrás del mostrador se ve una foto de "El Tío" promediando sus 40 años y al lado, un cuadro con la bandera de Siria... si no fuera por los varios televisores que están simultáneamente encendidos, no se podría determinar bienbien en qué año estamos.
Dos fotos. El mismo lugar, días distintos.
Puede que no les suene atractivo lo que les cuento, pero ya sea por a su relación precio-calidad o por ser un lugar tradicional este lugar explota de gente los fines de semana!
En la siguiente foto y sobre mi mantel arrugado va mi última compra ...para toda la semana!
(Los corazoncitos son para mis platos favoritos)
Ah, me olvidaba!
Todo esto (12 sfijas, 6 panes, 6 niños envueltos, una poción de kipe cocido, un puré de garbanzos y el limón)... por $64.-
* En esta foto capturo un gran momento. Están los dos mozos frente al mostrador, uno lleva un plato de ñoquis. Al lado, los dueños controlan cuentas. Uno de los mozos grita con apuro "quesooo" y la dueña, saca un sobrecito de queso rayado que estaba guardado junto a la máquina registradora y espolvorea unas pizcas sobre las apetitosas pastas. Ella es la policía del queso.
1. f. Manta peluda que se echa sobre uno o sobre la cama para dar abrigo.
Ayer me tocó compatir la lectura de un capítulo del libro de François Furet El pasado de una ilusión, Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX en el que se afirma -discutiendo supuestamente con Lenin y su El imperialismo, fase superior del capitalismo- que la historia del siglo XX nos ha enseñado ("hemos aprendido" dice Furet) a distinguir a las firmas capitalistas de los Estados que las abrigan.
La idea es tan vacía como aquí la retrato y no es la única de éste tipo
que encontraremos si seguimos leyendo Furet. Claro que las y los
que formábamos el grupo en cuestión pensamos inmediatamente en Repsol,
la monarquía y el gobierno español y todo lo que podría volver a
pensarse, afirmarse, sobre el Estado "con apellido" a partir de este
problema.
Sin duda es lacaya la presentación que ha hecho del tema el gobierno
Español y los grandes medios de prensa argentinos. Ni que hablar de las
"repercusiones" que tuvo entre los organismos internacionales, garantes
de la seguridad jurídica y la democracia aplicada a base de lobby, presiones o misiones sobre el mundo, desde Grecia hasta la remota Argentina.
Ante esto es tentador pensar que el paso dado por el gobierno es un paso
que, objetivamente, nos aleja de "ellos". Creo que el problema que nos
plantea es que "nosotros" construye. Dejo aquí sólo unos puntos al
respecto, para un tejido que habrá que construir a lo largo de las
semanas, de los tiempos, en un análisis de la situación que construiremos entre tod@s*.
Partamos de algún lugar: la intervención se hace (como se dijo por ahí)
con Kicillof, con De Vido y con el tren fantasma que viene con él. Los
que fueron mandados a ingresar en la torre de Repsol YPF y tomar control
de la empresa no son ni más ni menos que los que dirigieron la relación
de desinversión y el saqueo de los últimos años desde la ventanilla
del Estado. Eso, mal que pese en el honesto acompañamiento a la medida,
no es accesorio sino constituyente de la nueva situación.
Los límites que esto impone, sin embargo no son nunca tan rígidos como
se piensa. El gobierno ha sabido sorprender y sorprendernos porque es,
por sobre todo, un gobierno que se sirve de la política como
herramienta y que es capaz de generar escenarios propios allí donde
parece que ha llegado su agotamiento. No hay nada más apolillado que
el apocalipsis.
La forma expropiación, que tanta alarma genera, tiene su forma
domesticada acorde a las leyes del capital. Esa es la forma que se
usará, y la cosa se aclaró varias veces durante el anuncio en Casa
Rosada: expropiación con pago en base a una valuación de la empresa que buscará el acuerdo con el grupo Repsol.
Valga aclarar, además, que REPSOL no es una empresa española, sino una
multinacional con capitales europeos- lo que justifica la reacción de la
UE, el Financial Times y
el Banco Mundial. ¿Le pagamos entonces, un "precio justo" a quienes
descapitalizaron YPF y saquearon la reserva de gas y petróleo sin que
sepamos, si quiera, la dimensión del daño? ¿Quiénes y cómo van a evaluar
la situación, desde los pozos hasta los libros contables para ponerle
precio a la cosa?
La cuestión de la soberanía se ha jugado también como "soporte" de
la decisión. Creo que hay mucho de cierto en que la medida se toma como
acto de soberanía (dado no por una convicción nacionalizadora sino
por el agotamiento de una relación comercial que hacía interferencia ya
en forma permanente). Pero será corta la frazada si por soberanía solo
entendemos -y reclamamos- una YPF en parte estatal. Avanzar hacia
que sea "100% Estatal" es central y no por fetichismo nacionalista sino
porque esa es la única manera (es el prerequisito) de que prime una
lógica diferente de la actual. Y de vuelta, una lógica organizada en
base a las necesidades de un verdadero desarrollo económico contemplando
la sustentabilidad y el medio ambiente, es la demanda dos, una demanda que sólo puede hacerse si se ha hecho carne (y reclamo) un imaginario de cómo es ese "desarrollo económico".
Creo que una modificaciónestable a izquierda de la presente situación sólo podrá hacerse con una fuerza social que la imponga, y eso reorienta las cámaras hacia nosotros. Como
tantas otras veces no se trata de desplegar un programa de "cómo
debería ser" la situación, ni de establecer las delimitaciones -que
siempre me parecen de una pobreza extrema- de ni con Repsol ni con el gobierno sino de preguntarnos cuál es el combate político que debemos/ podemos dar para que la situación avance en una dirección favorable para l@s trabajadores y el pueblo**.
Y eso nos obliga a pensar en la situación en la que se encuentra el
campo popular, en la situación en la que se encuentran los sindicatos y
las organizaciones de los trabajadores -- sin olvidar que algo de la
experiencia obrera sucede "por debajo" de los sindicatos, y aunque no
choque hoy con ellos, puede ir en dirección divergente a las cúpulas
burocráticas. La CGT salió a regañadientes a "defender la medida" (que
legitima a un gobierno con el que tienen cada vez más distancia) porque
(según Piumato) es parte de lo que siempre quiso la CGT - La estatización de las empresas que deben ser de todos los argentinos . Claro
que no pensó lo mismo frente a TBA y la situación de los trenes en
Argentina. El cinismo de la burocracia sindical no tiene límite, no
está oculto para quien quiera verlo y no debe tener límite tampoco
nuestra denuncia. Pero la hegemonía de la CGT por suerte, no es todo. No
es todo lo que pasa en los sindicatos, ni es todos los sindicatos.
Mientras Cristina anunciaba la elevación de la Ley para la soberanía
energética y la intervención de YPF, por ejemplo, la radio cubría la
asamblea de subte que decidió el paro de hoy y la periodista retrató la recepción de la medida de la "recuperación" de YPF entre los trabajadores: "Una pausa y luego euforia se vivió cuando llegó la noticia" dijo. Esa alegría es el mejor escenario para debatir ideas sobre hacia donde podemos llevar las cosas si nos lo proponemos, si tenemos nuestra propia voz. Porque la denuncia de los límites de la medida (y del gobierno) no debe construir una muralla.
En última instancia pesan más nuestros propios límites, y son esos límites los que debemos desafiar.
pajara.
* Apenas se tomó la medida circularon
una serie de declaraciones y documentos para pensar el tema. A mí me
gustó, por ejemplo, uno de Claudio Katz.
** Sobre este tema de los combates,
me sigue llamando la atención lo poco que combate, lo poco crítica que
es desde y en su propio espacio gran parte de la juventud
"kirchnerista" (y no me refiero aquí a la que está organizada en las
estructuras más "jerárquicas" sino a la que numérica y políticamente me
parece más importante) que mantiene lazos afectivos y de identificación
con el gobierno (por su progresismo, por sus posiciones ante temas como DDHH, reservas, medios) pero no ha mostrado aún intenciones de "opinar para
orientar" las políticas de éste.
Hace unos cuantos días fuimos a la fiesta del Tomate Platense y como no podía ser de otra manera, compramos (en remate, para que tenga más emoción) un cajón de este tomate achatado, irregular y muy sabroso que como dicen las y los quinteros es tomate con gusto a tomate.
Cuando llegamos a casa, y después de haber repartido unos 7 u 8 kilos entre amigos y familia nos pusimos a pensar qué hacer con tantos tomates además de unas buenas ensaladas y salsa que siempre es bueno tener.
Nos acordamos de esta receta riquísima de Sopa de Tomates que hizo para la BBC la chef Sophie Dahl, que es fácil, rápida y deliciosa. Y se lleva muy bien con el frezzer además. Especial además, para estos días lluviosos.
Es así:
2 kg de tomates grandes maduros cortados a la mitad
1 bulbo de ajo, cortado por la mitad horizontalmente
2 cebollas rojas grandes, peladas, en cuartos
Varias ramitas de tomillo fresco
1 cucharada de azúcar
Sal marina y pimienta negra recién molida
2 cucharadas de aceite de oliva
250ml de caldo de verduras o 100 ml de crema (yo opté por la crema, obvio!)
Algunas gotas de salsa inglesa (opcional)
Algunas gotas de vinagre balsámico (opcional)
Preparación:
Precaliente el horno a 190C - Gas 5.
Coloque los tomates, el ajo, la cebolla y el tomillo en una fuente grande apenas pintada con aceite, agregue la sal y pimienta y rocie con el aceite. Dejar en el horno sin mezlcar durante 40-50 minutos. Dejar enfriar un poco.
Retire los dientes de ajo cuidadosamente de la piel y machaquelos un poco con el dorso de un tenedor. Introduzcalos junto con los tomates asados y la cebolla en la procesadora hasta que quede una preparación suave.
Si la sopa está demasiado espesa -algo que no sucedió con el jugoso tomate platense- se puede cocer unos minutos con el caldo de verduras o con la crema de leche mientras se añaden las gotas de salsa Worcestershire o el vinagre balsámico.
Sophie la sirve con una versión de las famosas Jacket potatoes, unas papas cocidas sobre la rejilla del horno que luego se combinan con distintas preparaciones, o simplemente con manteca y queso.
Para decirle adiós a las sopas quick y hola al otoño.
Algo así, intensa y desigual es Björk* para nosotras. La seguimos desde los 15 o 16 años cuando el mundo de la TVporcable había llegado a casa y nos acercaba los encantos musicales de MTV. En ese canal por esos días, pasaban una y otra vez, del disco Post, su canción más exitosa (hasta el día de hoy): it's oh so quiet cuyo hermoso video les dejo acá...
En lo personal, por escucharla y escucharla, por tararearla camino a la escuela y por lo atractivo de su imagen diminuta bailando de amarillo, comenzó a llamarme la atención la cantante que había detrás del hit de la rara mujer de inglés tosco, así que escuché todo ese disco, luego los anteriores, luego las rarezas, y lo que siguió después, incluyendo la escabrosa película "Dancer in the Dark" del polémico Lars von Trier. Es decir: me gustó desde el comienzo, me gustó posteriormente y me sigue gustando, mucho.
En concierto - Extraída de esta nota de la Revista Rolling Stone
Bueno, la cuestión es que con pájara. y otros amigos tuvimos la inmensa suerte de poder verla el fin de semana pasado cuando presentaba su nuevo trabajo -Biophilia- en Buenos Aires. Y el show fue im-pre-sio-nan-te, en un escenario circular, con un repertorio excelente (que tenía muy poquitos "hits"), un coro de 17 ninfas islandesas, extraños aparatos y pantallas con digitales imágenes biológicas y ella -oh hermosa!- bajo una luz azulada, bañada en telas aterciopeladas llenas de brillos y lentejuelas y con una peluca de mil colores...a poquitísimos metros de nuestros cuerpos...ahhhh una maravilla que valió la pena!
Si, el espectáculo duró una hora y media y fue extraordinario sólamente por su despliegue de instrumentos raros y músicos de alta calidad, pero ella se lleva todo nuestro reconocimiento: fue una actuación / interpretación / presentación que nos hipnotizó.
Ahora, si les interesan las crónicas del show o críticas al pasar, pueden leer los detalles en esta nota que refleja el asunto. Lo nuestro aquí es otra cosa:
No tenemos nada que decirle a todos aquellos que ya la conocen y disfrutan sistemática o eventualmente de ella, de su poesía y de su electrónica musicalidad. Tampoco tenemos nada que decirle a aquellos que se definen como conservadores en términos musicales.
Simplemente queremos recomendar a Björk a todos aquellos atrevidos y curiosos amantes de la música que aún no la escucharon o lo hicieron muy poquito. Así de sencillo y bajo el siguiente criterio: en internet, entre al pasado de su bonita página oficial y hurgue en la discografía. Elija una canción con el criterio que mejor le parezca -por ejemplo, el simple gusto por la gráfica de una tapa de disco, el nombre de una canción o el video de ella vestida de oso- y dispóngase a una aventura.
Para que vean la faceta más reciente y el esplendor intacto de su atípica y magnífica voz, les dejo acá una de las canciones de ese nuevo disco que cantó esa noche...
Y sólo para los que quieren algo más personalizado sobre nuestra relación con Björk, van dos temas que nos gustan mucho!
* Comentario aparte para aquellos a los que -como a mi- les paraliza pronunciar dos consonantes juntas: la suma de las letras extrañas de su nombre, pueden interpretarse como el sonido que emitimos al decir -simplemente- "biork"
Las autoras de blog desean agradecerle ¡inmensamente! a Mr.Osobuco la amabilidad (por regalarnos las entradas) y por supuesto, el cariño (de siempre).
Digamos que soy algo charlatana (en el sentido de parlanchina no de embaucadora, claro) y me encanta relatar lo que acontece al mejor estilo de una fábula infantil. Sospecho que se trata de una lógica para recordar cosas que pasan, una forma de guardar lo que acontece de forma más permanente, amparándolas del olvido sistemático al que someto lo cotidiano. Desde el momento en que sucede lo que sucede, eventos y personajes se entretejen en mi mente creando un cuento que la mayor parte de las veces no consigue ser más que una representación infiel de lo ocurrido. De esta lógica -sin embargo- surge el cuento de hoy, la crónica de un viaje atípico:
allá en la escuela
Ese día (esto es equivalente al Había una vez...) conseguí salir de la escuela haciéndole dedo a cualquier auto que pasara, porque -como está muy alejada y dispone de un transporte público de circulación infrecuente- volver de allá es todo un asunto. Y con el/la desconocidx o poco conocidx que maneja el auto de ocasión, aprovecho para charlar de los chicos y las cosas del día. Quien lee entenderá mi sensación si le dijese que ir a la escuela a dar clases me llena, pero sería más precisa si dijese que me vacía porque me despoja de muchos prejuicios, me traslada de lugares comunes y me renueva generando montones de ideas. Siempre salgo entusiasmada, y siempre salgo sintiendo que me falta el tiempo para hacer todas las cosas que quisiera.
El auto que me alejó de esas tierras perdidas me dejó en la avenida. Salí corriendo como siempre, apurada por llegar al otro trabajo, saltando de una cosa a la otra como siempre, y vi al 102 justo partiendo.Le hice señas al colectivero intentando persuadirlo de su retirada, pero no se detuvo.
Con todos los gestos de mi cuerpo debo haber dicho no-no-no-por-favor-no-se-vaya-no-no-lléveme-por-favor-por-favor-llego-tarde-porfi-porfi-porfi porque enseguidita el chofer se apiadó y se detuvo unos metros más adelante.
Me subí también corriendo y el colectivo estaba completamente repleto, así que le sonreí mil veces, le agradecí otras tantas y me dispuse a pagar quedándome después contra la puerta, apretadita, quieta y de buen humor.
Venía alegre pensando en escribir sobre colectivos colmados de laburantes, pensaba en un paseo también para aprovechar la llegada del otoño, en hacer una torta de mendicrim, en las clases de química, las mudanzas y las formalidades, en pájara. y popín, en tres regalos de cumpleaños que tengo pendientes, en el contrabajo, en el viaje del sábado, en el libro que quiero llevar, en la carta que aún no mando al hombre del mary en lo lindo que estaba el día.
Y mientras tarareaba La luz sos vos que sos como un sol de inverno*, los vi pasar bicicleteando entre los autos. Eran tres, hablaban entre si. Configuraban una ruptura en la imagen desbordada de chicos saliendo de la escuela, maletines volviendo del trabajo, perros callejeros, sujetxs impacientes con bocinas gratis, largas colas de los que esperan comprar útiles de escuela o hacer eternos e incomprensibles trámites, puestitos en la vereda con plantas, ropa interior, juguetes, praliné y golosinas, gente que cruza, se saluda, charla, se enoja.... En medio del caos de la ciudad, el chofer fue amable por segunda vez y abrió la puerta para que los charle.
Vos ibas adelante
¿marcabas el ritmo y el rumbo?
Con las puertas del vehículo cerradas, me quedé sonriendo con tu insistente ring ring ring que atravesaba el casco inmenso de chapa y de vidrio.
Pero inmediatamente después de perderlos de vista y, como en esas escenas de cine donde un manso fluir se ve interrumpido por una imagen brutal, la realidad cambió y todos los pasajeros saltaron de sus asientos con un grito escandaloso.
Chofer!
Quieto!
Pare!
No siga!
El colectivero esta vez me habla con gesto serio, me pregunta qué pasó, pero no consigo ver nada porque todos están de pie. Gritan que se trata de un hombre en el piso, un señor que se desmayó y no se despierta. Largos segundos! Todos miran sin moverse y sin hablar.
Con rápidos reflejos y por tercera vez amable, el chofer nos pide a todos -calmo y preocupado- que bajemos del colectivo porque llevaría al hombre del piso al médico.
Me bajé empujada por el planeta mismo que se agolpaba para seguir con su día y lamenté no poder saludar al chofer con la sonrisa más dulce de mi semana y no saber más nada del hombre inconsciente.
Fue un día de sorpresas duplicadas y por su naturaleza contradictoria hoy toman forma de anécdota imprevista. Si, me asombraron los contrastes en el día precioso y además -confieso- quiero preservar el recuerdo porque me sentí menos solaenelmundo sabiendo/idealizando la existencia del chofer: me provoca admiración (me endulza) que haya quienes pese a su entorno hostil, pese a su trabajo agobiante o a un mal día, sostengan un trato cálido y atento con los demás. Suena a pavada, cierto, pero soy extremadamente vulnerable a la amabilidad de los desconocidos. Fin.