Cuando tenía ocho, nueve o diez años mi mamá nos dejó (o nos propuso) que hiciéramos nuestra propia torta de cumpleaños.
Una cada una.
Una para cada una.
mitocondria. tenía buen sentido de la cocina y su autoconfianza la ayudaba en esos pequeños desafíos iniciáticos que superaba, en general (o según mi recuerdo), sin problema.
Era octubre, y la tarde anterior a la fiesta hice mi torta de chocolate en una essen enorme de esas marrón clarito y sin entender cómo, la quemé.
Para parar mis lágrimas y no dejarme sin torta mi mamá le rebanó lo quemado (lo que la dejó espantosamente chata y de todos modos quemada), la untó con mucho dulce de leche y la decoró con unos merenguitos arriba y creo que una máscara de payaso. Y soplamos las velitas juntas en la otra torta, la de mitocondria., que era un verdadero pastel* de cumpleaños.
Para parar mis lágrimas y no dejarme sin torta mi mamá le rebanó lo quemado (lo que la dejó espantosamente chata y de todos modos quemada), la untó con mucho dulce de leche y la decoró con unos merenguitos arriba y creo que una máscara de payaso. Y soplamos las velitas juntas en la otra torta, la de mitocondria., que era un verdadero pastel* de cumpleaños.
Pasaron muchos años para que volviera a intentar algo con alguna pretensión en la cocina y mucho más para que me interesara separar la cuchara de madera dulce de la salada, tener un mortero o abrir la alacena buscando clavo de olor o eneldo, y encontrarlo.
Pero eso pasó hace ya un tiempo y un día, como si llegara por fin al Milliarium Aureum de quienes cocinan con honesto interés, pese a algunos fracasos y lejos de las poses snob de la cocina gourmet, dí con Doña Clara.
La foto de Gardel, el intercomunicador vintage y la atención de sus dueños... detalles entrañables! |
Sencillo local del barrio Once, puede pasar desapercibido para quien esta buscando camisetas de algodón, tela para tapizar un sillón, o electrónica, pero no para quienes quieren un cuchillo así, una mandolina aceptable o un rodillo de enrejado para cubrir la pastafrola o la tarta de manzanas.
Tienen especies, todo lo que puedan imaginar de repostería (adornos, moldes, utensillos, colorantes, chocolates y muchos etcéteras) y una buena sección de bazar muy lejos del último grito de la moda.
La atención es buena pero hay que saber que queremos antes de que sea cantado nuestro número. Y preguntar los precios... porque lo que parece una sencilla espátula puede costar una friolera.
Queda en la Avenida Corrientes 2561, y tiene página web y facebook.
pajara.
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* Hace unas semanas vinieron a casa Eleonora y Nico (madre e hijo respectivamente) y ante la expresión de Eleonora que lanzó frente al horno un sorprendido "Mirá Nico, mirá lo que está cocinando pájara" Nico devolvió con un rápido golpe de revés y dijo "Un pastel". Las cosas que hace el Nickelodeon, pensé, y disfruté un poco imaginando una charla entre gurises botijas y changuitos en castellano neutro.