Imaginarte perdido me inquieta. Pensar en perderte me inquieta. Es decir, me alarma, me afecta, me ausenta, me quiebra y no dejo de pensar en escenas ridículas y oscuras.
Te buscaría en la lluvia o bajo las piedras de hielo de la última tormenta. También dentro de los autos inutilizados por el agua, en las terrazas de los edificios y en las salas de cine, hasta encontrarte a salvo.
Seguramente, te espiaría tranquila -semiaescondidas y desde lejos- para no perturbar tu andar mascullado y sombrío.
De este lado, sujeto una bolsa con frutas en una mano y con la otra hago un ademán sutil sobre mi rostro, que nadie nota. Con tres dedos que cruzan mi frente de derecha a izquierda consigo borrar de un plumazo mi mirada, exiliando esa idea y otras descartables.
Pero no, sólo dura un instante dejar de pensarte.
De este lado, sujeto una bolsa con frutas en una mano y con la otra hago un ademán sutil sobre mi rostro, que nadie nota. Con tres dedos que cruzan mi frente de derecha a izquierda consigo borrar de un plumazo mi mirada, exiliando esa idea y otras descartables.
Pero no, sólo dura un instante dejar de pensarte.