remedio.
La escena se construye con miles de matices pero es básicamente la misma.
Me detuve a pensar en esto un segundo mientras entre miles de volantes que llegaban a mis manos en la puerta de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, recibí con total naturalidad un coqueto folleto rojo y un blister con dos pastillas (las dos del mismo color, no os confundaís mis amig@s con cortes cinéfilos como los recreados aquí). En la mano: Jornada Nacional de estudiantes de Historia, Charla Debate sobre la expropiación de YPF, Reuniones pro Encuentro Nacional de Mujeres, ECR, La Revuelta, el Centro, La Mella, Bayer. ¿Bayer?
Me detuve a pensar en esto un segundo mientras entre miles de volantes que llegaban a mis manos en la puerta de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, recibí con total naturalidad un coqueto folleto rojo y un blister con dos pastillas (las dos del mismo color, no os confundaís mis amig@s con cortes cinéfilos como los recreados aquí). En la mano: Jornada Nacional de estudiantes de Historia, Charla Debate sobre la expropiación de YPF, Reuniones pro Encuentro Nacional de Mujeres, ECR, La Revuelta, el Centro, La Mella, Bayer. ¿Bayer?
Alguien llega a su casa después de un largo día, mojado porque ha llovido y agotado por haber soportado el trabajo y el viaje de regreso en un transporte atiborrado de personas (para la publicidad, los que trabajan son generalmente hombres, ya lo sabemos). Entra y necesita algo.
O bien una persona corre con las tareas domésticas y se agacha para levantar cosas del piso cientos de veces hasta que la cintura le reclama una pausa inmediata (para la publicidad las únicas personas que deben ser representadas haciendo esta labor somos nosotras, las mujeres). Pero ella sabe que tiene que seguir y para eso está esa cosa.
Una noche larga y con bebidas, un examen, una fiesta en la que se ha bailado mucho, o un picnic que terminó en tormenta con resfrío... todo puede ser usado para venderlo.
Es que si estás cansado o cansada, si te duele la espalda, los ovarios o tenes un poco de fiebre la solución está en tomarte una pastilla. Y eso no es todo! La cosa es llevada un poco más allá, si tomás una pastilla todos los días podés llegar a evitar un infarto o un accidente vascular que podrías eventualmente llegar a tener (y que obvio! debés temer) o podes rendir 24 horas, no descansar, no parar jamás...
Pero ¿qué venden las grandes industrias farmacéuticas?
Primero que todo venden una medicalización de la rutina, una imposición en el cotidiano (en la entrada de una facultad, en un kiosco, en la góndola final de un supermercado) del consumo de productos médicos (incluyendo placebos, obvio).
Eso no es todo porque si la gramática fuera sólo la salud, no tendría tanto impacto. También venden resistencia. Potencia. Aguante. La cultura donde el cuerpo es una máquina a la que hay que "darle lo que pide" para seguir, y seguir, y seguir. Hay que consumirlo todo, hasta el propio cuerpo. Venden eso condimentado con una buena cuota de estereotipos para hombres y mujeres, para jóvenes y viejos, sobre familia, diversión, trabajo.
¿Que pasaría si dejaramos en el piso las cosas cuando nos duele espantosamente la cintura? ¿Y si no elegimos seguir y seguir cuando nos duele la cabeza? ¿Y si no quisiéramos ir a trabajar el día que nos engripamos? ¿Y si es mentira que nos engripamos tanto como para tener una batería de pastillas siempre a mano?
Atent@s porque es una pasta abominable de alienación productivista de autoexigencia y autoexplotación encapsulada en una firme capa de reproducción de los roles de género y de la ideología descompuesta de la sociedad de consumo.
pajara
Ah, no sé porque, mientras escribía esto me dieron muchas ganas de escuchar este tema de Leo Masliah. Asociación libre.
PD: La próxima entrega será sobre... shhhh es secreto!